domingo, 13 de junio de 2010
¿Qué fue de Baby Jane?
Volverse loco es uno de los privilegios por el que todos sacrificarían algo. Lo malo es que ese algo debe ser un algo concreto, cierta faceta que se torne excusa. Citemos algunas: La soledad, la enfermedad, el fracaso, la frustración, la sexualidad reprimida, un desengaño, la depresión, la pérdida de un ser querido _puede ser fácilmente un gato, recordemos a esa magnífica Judi Dench en Diario de un escándalo, otra dama de carácter cínico y fuerte talento_, el nihilismo _por ejemplo, Nietzsche, aunque él es un caso particular_, un accidente de cualquier tipo, una violación...No es fácil decidir qué faceta alterar o de la cual prescindir para poder aseverar que nuestra locura es irreversible, todos los detalles deben estar bien soldados y el proceso de gradual enloquecimiento ha de ser perfecto, debe merecerse un óscar al mejor ritmo narrativo, aunque creo que ese premio específico no existe. Creo que en el fondo todos adoramos a Baby Jane _porque tiene el valor de convertirse en una verdadera demente_ aunque sea, teóricamente malvada, y esa es la respuesta al porqué de esta película. Quien no adore este personaje, probablemente no conozca el significado de volverse loco, ni la necesidad de serlo, ni por tanto el sentido de la vida, o bien, está ya bien encaminado en el proceso del enloquecimiento y se hace el inafectado, el que está por encima del bien y del mal _ creyéndose realmente que esto es así_, o sencillamente tienen una moral que no les permite disfrutar de lo delirante de su existencia.
Excentricidades y sátiras aparte.
La comedia es negra _y no porque sea en blanco y negro ni porque sus protagonistas sean afroamericanos_ Hoy la trato porque tiene dos puntos a favor: La trama y los personajes. En cuanto que la primera tiene su función únicamente en explicar las personalidades de los segundos y permitir que se desenvuelvan, podemos decir que es secundaria, pero hay que matizar que no por falta de brillantez, ya que es por la trama que los personajes no quedan reducidos a simples clichés de quince minutos en una prueba de teatro para asimilar teorías y técnicas nuevas de interpretación. Por tanto, como se cuenta con un buen guión, que da mucha libertad y que, sobretodo informa, lleva al espectador a saborear directamente lo que Robert Aldrich, el director, _ y yo, que llevo obsesionada con un personaje así desde los 16 años sin tener idea de que existía_ quiere que saboree: la personalidad excitante de una mujer supuestamente despreciable, pero que está tan llena de carisma que merece ser, por lo menos, el modelo de no mujer, sólo con el propósito de darle un lugar destacado en algún pódium.
Bette Davis para mí era sólo un nombre antiguo, con algo de glamour y una serie de películas que no me interesaban detrás de sí, en su carrera. Pero con esta película parece gritar al mundo que lleva toda su vida esperando tener la edad y apariencia oportunas para hacer esta clase de papeles y que el efecto de señorita elegante y atractiva era sólo un puente para alcanzar realmente su objetivo, que no era más que encarnar a la clase de mujer que realmente se siente: una loca excusable.
Creo que durante toda mi vida he tenido interés en la interpretación y he querido aprender a ser actriz para interpretar esta clase de caracteres. Me gustaría creer que para Davis fue igual. Lo que me hace pensar que esto fue así es que a Bette no le basta con meterse en la piel de Baby Jane, sino que arrastra toda una historia, te la hace comprender con un sólo gesto, la pelvis hacia delante, las pierdas entumecidas, los brazos caídos. Representa el punto en el que la mera interpretación, como un vehículo para la promoción de un actor y para humanizar la historia que se graba, pasa a ser Arte, expresión de la interioridad personal.
También Joan Crawford trabaja con Blanche. Los personajes están muy definidos, también el pobre tipo gordo que se enreda en lo que parece un pseudoromance vomitivo de desesperación y caos mental con la heroína, pero parece que la actriz principal lleve toda su vida rumiando la sangre del seso de esa extraña mujerzuela, y sólo se encarga de rezumarla por la mirada, los labios, las manos, la voz (está bien doblada al español), ese grito desgarrado de mujer fumadora de cincuenta-sesenta años que me hace sacudirme al sentir un escalofrío por la espalda: es ella, es ella, es ella...¡es ella! Han sabido calcarla sin perturbar su esencia, sin desvirtuar ese cánon, al parecer, universal.
La imagen, teniendo en cuenta su contexto técnico, es de gran calidad, recuerdo las escenas en color, con una estética de los sesenta o setenta, y en realidad es producto de mi mala memoria, pero también de sus buenas cualidades de iluminación y diferente coloración, siempre en esos entrañables tonos blanco-grises-negros.
Un par de imágenes en color que se encuentran en internet y que no se sabe dónde tienen su origen, ya que la película se rodó en blanco y negro. Crecerán en los huequecillos de internet cual hongo, con el paso del tiempo, digo yo.
El ritmo es adecuado, recuerda a una obra de teatro. Cada cuadro empieza y acaba, y va encadenado al siguiente, como una lista de ideas ocurrentes de la terrible Jane, o bien como nexos entre ellas. Cada uno de ellos posee gran fuerza, de forma homogénea, no hay un momento mejor que otro, ni siquiera el desenlace es más álgido, ni el nudo, como suele ser en estas cosas, cada hecho tiene importancia por sí mismo.
Aunque es un drama con toques de humor _que reside en las acciones de mayor crueldad_, el terror tiene una nota presente, aunque se evade tajantemente todo rasgo de sanguinariedad, pues ese no es el fin de una película cuyo interés radica en lo psicológico, social, artístico y filosófico.
También existe gran plasticidad en la estética, el escenario (una casa que resulta familiar, si entras en ella te sabes mover con soltura, cosa importante cuando las cosas más importantes ocurrirán en el claustro que cobija ésta), el maquillaje _porque no es fácil crear ese efecto tremendista en la cara de Jane, manteniéndolo visible y teatralmente expresivo sin perder el realismo_ y la música, que nos encuadra en la época y en el vínculo con el miedo.
Dificultades: el primer y único rótulo al comienzo de la película, que indica sinsentido "Ayer", cuando todo lo que se podía englobar en ayer _infancia de las hermanas, juventud, etc_ ya ha pasado, justo antes de la larga y pausada cortinilla del título, que tampoco tiene sentido y que aburre hasta el infinito, cosa que hace despistarse al público y le hace pensar que está ante un bodrio de tres al cuarto.
"O sea, ¿que podríamos haber sido amigas todos estos años?", es decir, si Jane no dejó inválida a su pobre hermana y la intención venía precisamente de la desgraciada Blanche, significa que ambas se odiaban, se envidiaban...por igual. Si eran lo mismo...¿por qué no habían podido vivir esa vida agradable que tanto ansiaba Jane? ¿Quién tiene más culpas, y quién empezó? La mala actitud, en ambas, pero cada una en un sentido: la menor era caprichosa y la mayor era hostil por su situación a la sombra. En realidad la pequeña tenía dos ambiciones: la fama y el cariño de su hermana: "¿quieres un helado?", dice cuando es una niña, y al final, en la playa, libre de todo temor y celos. También se deshace ante la figura de su hermana mayor cuando tiene problemas.
Si es que la situación degeneró de tal forma, tal vez no sea sólo por el convencimiento de Jane sino por varias causas, y es que Blanche era demasiado dócil, era dócil porque se sentía ajusticiada por el azar tras el intento de asesinato de su hermana. Y en este punto, pensamos: ¿Cuál era, entonces, el problema? ¿Qué les alejaba? Sin más, la falta de sinceridad de Blanche, su demasiado control sobre ella y la situación, su frialdad, el retraimiento...más le hubiese valido dejarse llevar por la locura que sí que profesaba su hermana, porque, en cuanto a maldad eran casi iguales, porque en cuanto a maldad ¿quién juzga?
Baby Jane inspira a los artistas, también a algún que otro fabricante de muñecos de cera...y ¡cómo no! hubiese sido considerable pecado el no realizar una muñeca inspirada en las "Auténticas y preciosas muñecas Baby Jane".
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Esto es una verdadera obra de arte, tuve el placer de verla en su idioma Original sin ninguna interferencia y definitivamente creo que la dupla Crawford-Davis es sublime; cada una saca lo mejor (y lo peor) de la otra, justo como si fuesen hermanas en la vida real. Como disfrute leer de esto. Kee up the good work! <3
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