jueves, 2 de julio de 2009

Joyeux Noël


La última película que he alquilado de forma gratuíta en ONO ha sido Feliz Navidad o Joyeux Noël. Creo que lo mejor antes de ver una película es pedirle poco, porque luego te sorprendes. Es lo que a mí me ha pasado con ésta.
Joyeux Noël (como prefiero llamarla para evitar confusiones ya que Feliz Navidad es una expresión bastante común) no es el típico peliculón. La producción no es mala pero no es gran cosa. Lo que de verdad es encantador es la historia. Una maravilla basada en la realidad. Pocas historias me han emocionado así.
Al comenzar, la historia transcurre entre las trincheras de distintos bandos, de Prusia, Alemania y Reino Unido, aunque en realidad los integrantes son escoceses. Es 1914, la primera guerra mundial y la Gran Guerra. Hasta entonces no se había dado un conflicto tan destructivo ni a una escala tan grande. Prueba de ello es las matanzas que se escenifican al comienzo del conflicto. Con sutileza la cámara se va introduciendo en las vidas de trincheras de los protagonistas y sin darte cuenta te hace creer que aquél al que estás viendo (se trate del bando que se trate en ese momento) es el bueno y el protagonista. Así empiezas a analizar que son todos iguales y no existe bien ni mal sino intolerancia.
El día de nochebuena uno de los protagonistas abandona su puesto para verse con su mujer en esa noche tan especial para ellos. Ambos son cantantes de ópera así que cantan en la fiesta en la que se encuentran junto al príncipe heredero de Guillermo II de Prusia. El cantante decide ir a cantar a sus compañeros de batallas, y ella se niega a dejarlo ir, por lo que van los dos.
Así, el cantante se luce y mientras el bando escocés se encarga de alegrarse la noche también con gaitas. Finalmente se unen, los prusianos bajo la voz del cantante y los escoceses con el sonido de sus gaitas. El artista emocionado sale al terreno de batalla y poco a poco ambos bandos van acercándose pacíficamente. Los alemanes se unen y entonces, todos emocionados, deciden tomarse una tregua por la noche de nochebuena, que seguirán compartiendo entre misas, bebidas, canciones y demás. Las amistades surgen, las promesas de volver a verse tras el conflicto, la tolerancia, la paz.
Finalmente la noche acaba y se retiran...pero, ¿quién podría matar a sus amigos? La tregua se alarga y el campo de batalla se convierte en un campo de fútbol y un lugar ideal para juegos de cartas, conversaciones y demás. Ahora toman otra decisión: enterrar a sus muertos en armonía. Y el campo vuelve a sufrir otro cambio, ahora será un cementerio que resalta por su blancura de invierno y unos pequeños rectángulos negros de la tierra removida, bajo la cual descansan los cadáveres. Es curioso que el más alto mando de los prusianos que están allí combatiendo es judío y que al mantener una conversación con el líder escocés, éste dice que le parece bien enterrar a los muertos el día que nació Jesucristo. Pueden verse las diferencias entre ambos, pero lo importante es el ejemplo que dan de transigencia.

Más adelante se prestan sus trincheras entre ellos para evitar que mueran víctimas de la artillería del propio país que les dá cobijo entre sus soldados. Y, ya no hay solución. Comparten un gato, el deseo de paz, el miedo y la alegría. No serán ellos los encargados de matar a gente inocente. Para ese cometido está el gobierno. Y la iglesia.
La historia es real. Y por eso es que no tiene un final feliz, porque sino la primera guerra mundial jamás habría pasado a llamarse la Gran Guerra y habría acabado en el mismo año en que comenzó.
Desde luego es un testimonio de lo que somos en realidad: Seres humanos. Y de lo que debemos ser: Racionales, compasivos y tolerantes. De forma espontánea surge la conversación entre los líderes de los bandos, porque el lenguaje es el arma con la que los hombres nos entendemos y la más eficaz, además de la que menos dolor causa. Puede que por todo ello resulte ser también la más natural.
Su director es Christopher Carion y la película estuvo nominada a un óscar y un globo de oro como mejor película extranjera en 2005, año en que se estrenó. La música también es bonita.

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