domingo, 26 de julio de 2009
Retorno a Brideshead
Esta película nos habla de la fuerza que ejerce en nosotros el deseo, la aspiración y la ensoñación producida por la fascinación.
Charles es un chico universitario que pese a que su decisión es estudiar bellas artes, se ve estudiando Historia por la imposición de su padre. Allí conoce a un chico homosexual que termina por acogerlo y convertirlo en su amante de forma gradual. Charles no ofrece oposición pues el chico es agradable y jamás le exige sexo, y además le pertenece (o él pertenece a, deberíamos decir) una mansión encantadora que cobija a la bella hermana de su amigo.
Un maremágnum de deseos y confusiones con el trasfondo de la lucha del ateo contra el cristianismo. Un reflejo audaz de la verdad de la religión católica (y otras parecidas) que puede asfixiar la vida humana, para la que precisamente fué creada.
Mi lema encuentra una sucesión de imágenes que explican la veracidad de éste con la película a la que me refiero: Aspira a algo, no a todo, pues sino todo perderás.
Nada es lo que consigue el protagonista. Ni a su amigo, ni a su amada, ni a su mujer, ni a su amada mansión. No halla nada más que un cuerpo que regalar en la batalla a los enemigos del eje.
Lanza así dos retóricas: La religión y la ambición, aunque la película comienza hablando de la culpa...sin embargo, más que culpa yo diría que lo que conmueve a Charles es su propio fracaso, un arrepentimiento voraz de haber sido un mal cazador, pero acaso lo que se retuerce ahí dentro no es culpa. Y en todo caso es la nada.
Tan realista como la vida misma, con un final tan desencantado y poco realizado como ella.
Y también representa para mí la primera película acerca de la homosexualidad que veo. Debería haberlo hecho antes, porque si me quedaba la duda de que la homosexualidad es algo tan corriente como una relación heterosexual, la he despejado, y sí, considero que más valdría que algunas parejas heteros se deshiciesen y que otras del mismo sexo surgiesen, pues pueden ser más sanas.
Me opongo rotundamente a la teoría del desequilibrio homosexual por norma general, pues casi todas las relaciones de pareja se sustentan en necesidades no cubiertas durante la infancia y resto de las edades y a desequilibrios, y las que no, pueden estar orgullosas de que así sea, sean heteros u homosexuales.
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